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Si tu hijo se va a estudiar fuera este año, cuidado con el síndrome del nido vacío

Si tu hijo se va a estudiar fuera este año, cuidado con el síndrome del nido vacío

Con agosto dando los últimos coletazos, es momento de ir organizándose para encarar un nuevo curso.

Los escaparates de los comercios, la publicidad en los distintos medios de comunicación, todo en las calles y en las redes indica que la vuelta al cole es inminente, lo que implica, la vuelta a la rutina de padres e hijos y el fin de un esperadísimo verano que se ha ido en un suspiro.


No obstante, y pese a tratarse también de una vuelta a las aulas, hay quien en estos días se enfrentará a una nueva etapa en su vida, una etapa que se afronta con ilusión, con una palabra que llena la boca de todos aquellos jóvenes que ponen rumbo a la universidad lejos de sus hogares familiares, independencia.

Sin embargo, la percepción de padres e hijos ante esta nueva etapa es bien distinta, pues mientras que los jóvenes la esperan con ilusión, aunque también con incertidumbre, sus padres sienten tedio por lo que pueda pasar y, pese a que eran conocedores de que algún día llegaría este momento, sienten tristeza y soledad, lo cual es normal, pero puede llegar a resultar peligroso si se prolonga demasiado en el tiempo.

Y es que, “pese a que gran parte de los progenitores se pasan la vida educando a sus hijos para que en un futuro se conviertan en personas independientes, lo cierto es que cuando llega el momento de que los, aún pequeños de la casa, abandonen sus hogares para comenzar una nueva etapa lejos de sus padres, bien sea porque se van a estudiar fuera, bien por motivos laborales, lo cierto es que muchos progenitores experimentan lo que se conoce como síndrome del nido vacío” comentan desde Clínica Fuensalud.

Pero, ¿qué es el síndrome del nido vacío y cuáles son sus síntomas?

“El síndrome del nido vacío es aquel que aparece en los progenitores cuando un hijo abandona el hogar familiar. Se caracterizar por afectar en mayor medida al estado psico-emocional de la persona que lo padece, lo que significa que podrán experimentarse diferentes síntomas, entre los que se encuentran la apatía, la tristeza, la desgana generalizada, la falta de ilusión, la sensación de aburrimiento y, en los casos más graves, podrían aparecer proyecciones somáticas como el dolor físico y el insomnio”.

Sin embargo, y “pese a que sentir tristeza y soledad es normal, pues han sido muchos los años compartidos bajo un mismo techo, se debe intentar que estos síntomas no se dilaten demasiado en el tiempo, pues podrían ser el detonante de un problema mucho más grave, como la depresión, siendo en estos casos esencial la ayuda de profesionales”.

En cualquier caso, y como todo en esta vida, “el abandono de los hijos del hogar familiar tiene también su parte positiva, disponer de tiempo libre para iniciar o retomar esos hobbies que se habían dejado aparcados u olvidados hace tantos años. Tener una nueva ilusión puede resultar determinante a la hora de superar el síndrome del nido vacío. Asimismo, igual de beneficioso a la hora de hacer frente a este síndrome resultará buscar apoyo en los demás, mantener el contacto con los hijos y fomentar un autocuidado que no siempre estuvo entre nuestras prioridades”.

El síndrome del nido vacío es padecido más frecuentemente por mujeres que por hombres, siendo en los hogares monoparentales en los que más incidencia tiene.

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