La ficción superó a la realidad en el Bassi Bus a Pozuelo
Leo Bassi, embarcado en una singular causa laica, completó su espectáculo del teatro Alfil con el show “El Superlaico”, una representación única que pretendía mostrar a 125 personas, repartidas en tres autobuses, “la presencia del Opus Dei y los Legionarios de Cristo en el Ayuntamiento de Pozuelo” · Sin embargo sus continuas confusiones y mezclas entre instituciones y lugares han desacreditado sus palabras: la universidad San Pablo CEU la atribuyó al Opus Dei, la iglesia de Santa María de Caná a los Legionarios de Cristo, y la casa de ejercicios espirituales de Cristo Rey dijo no saber quién la regenta · Para finalizar el tour turístico-religioso, una visita a la urbanización Rosa de Luxemburgo, para contrastar las urbanizaciones de ricos y las de obreros, confundiendo la localidad de Pozuelo con la de Aravaca.
Su objetivo: “hacer proselitismo de su ateísmo convencido, y desenmascarar los poderes ocultos que se esconden detrás de determinadas instituciones de la Iglesia Católica como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo”. En concreto, hacer un tour con el fin de observar la presencia de estas dos instituciones en el Ayuntamiento de Pozuelo. Todo ello teñido de continuas críticas al ex presidente José María Aznar, aunque afirma no tener un credo político.
Con un cierto misterio y secretismo, marca a todos con un trozo de cinta americana en la ropa para saber en todo momento si se ha infiltrado alguien en el grupo, a la vez que aconseja a los pasajeros del Bassi Bus que se mantengan siempre en los mismos asientos y observen quién está a su lado “para que no entren personas que no tienen nada que ver con los autobuses”.
Respecto a las amenazas que afirma haber recibido, asegura que “la bomba del teatro no ha sido una broma, ya que contenía medio kilo de explosivos, de más potencia que algunos de los que coloca la banda terrorista ETA”. Dice que “hay grupos que nos han amenazado con la frase te vamos a matar si vienes a Pozuelo”. Pero Bassi no se arredra, y además provoca: entre los pasajeros un actor vestido de sacerdote. Una decena de jóvenes del partido Alternativa Española, que le sigue en coches particulares, le pide respeto. Bassi les pregunta si son ellos los que han colocado el artefacto en el teatro Alfil. Pero no pasa de ser un enfrentamiento “cordial”, aunque molestarán con estruendosas bocinas de gas comprimido en las diversas paradas que realiza el Bassi Bus. De vez en cuando se producen cruces de palabras entre ambos grupos, pero afortunadamente nadie llega a las manos.
La primera parada programada del Bassi Bus se realiza en el Colegio Monte Tabor, futuro colegio concertado con credo religioso, que se encuentra en construcción. Allí Isabel López, la portavoz de la Plataforma por la Escuela Pública de Pozuelo, esperaba a un grupo de padres de su organización, en torno a quince personas. Entre Isabel y Bassi, mano a mano, se despachan a gusto: relacionaron al movimiento religioso de Schoenstatt con Chile, la dictadura de Pinochet y la Alemania nazi, el ensayo sobre la cura de la homosexualidad que afirman que se encontraba en la página web de este movimiento religioso, el apoyo del Ayuntamiento de Pozuelo a un colegio que fomenta una educación separada que afirman va contra la Constitución… Cuando un transeúnte intenta intervenir para defender el colegio católico, Bassi le cede el megáfono, pero las personas de la plataforma se niegan a escucharle, afirmando que ellos no han ido allí para eso, en vista de lo cual se marcha mientras algún miembro de esa organización le tilda a sus espaldas de macho cabrío, a la vez que sujeta la pancarta que afirman ha sido arrancada de las vallas protectoras de las obras del colegio, por lo que apelan a la libertad de expresión.
Segunda Estación: El Bassi Bus hace parada en la puerta de la Universidad San Pablo CEU, en Montepríncipe (Boadilla del Monte), de la Asociación Católica de Propagandistas, fundada por el Cardenal Herrera Oria. Sin bajar del autobús, nuestro singular guía afirma que este centro educativo es del Opus Dei y nos entrega unas fotocopias-resumen de la asignatura de Religión que se imparte en la carrera de Humanidades, que tratan de diversos aspectos de la doctrina social de la Iglesia.
Tercera Estación: la casa de ejercicios espirituales de Cristo Rey, regentada por los Cooperadores y Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey. En esta ocasión Bassi afirma no conocer que institución hay detrás. Pero ese no será el destino, sino una antigua fábrica de aceites abandonada que se encuentra a unos 800 metros caminando desde el lugar donde nos encontramos. Todo está previsto: para facilitar la marcha, las azafatas reparten sándwiches y refrescos a los asistentes. Llegamos a unos edificios semiderruidos, con restos de actividad antiecológica por doquier. Bassi nos hace notar que a 300 metros de allí vive el ex-presidente Aznar, y que los habitantes de esta urbanización de lujo, y los responsables municipales, hacen gala de una falta de sensibilidad notable por el medio ambiente.
Cuarta Estación: la Universidad Francisco de Vitoria, de los Legionarios de Cristo, de quien dice que forman a las élites españolas y les adoctrinan en la ortodoxia católica. Para refrendarlo toma el megáfono una supuesta alumna que acudió a estudiar Criminología y afirma que le endosaron una asignatura de religión, a lo que ella se opuso.
Quinta Estación: sin bajarnos del autobús, enfilamos la M-503 para pasar cerca de la iglesia de Santa María de Cana, de la que asevera que es el santuario de los legionarios de Cristo.
Para terminar este Vía Crucis sui géneris acudimos a la urbanización Rosa de Luxemburgo, que Bassi confunde con un barrio de Pozuelo. Allí hace notar el contraste entre ricos y pobres, entre fachas y rojos, entre católicos y laicistas, para lo que toman la palabra algunos vecinos que recuerdan los comienzos de esta urbanización promovida en régimen de cooperativa por CCOO en los años 80. Termina el acto con la imposición de una medalla y la entrega de un diploma por parte, esta vez sí, de un pozuelero: P. García, presidente de la Asociación La Golondriz, que quiere premiar su humor inteligente.
Hubiera faltado la séptima estación: la visita a la FAES, la fundación del Partido Popular, en la que afirmó el actor-sacerdote que se infiltró, y la definió como la cocina en la que se cuece toda la ideología del PP, cuyo chef principal es José María Aznar. El retraso del plan previsto impidió la visita, pero Leo amenazó con otro Bassi Bus monotemático en un futuro espectáculo sobre este particular.
Tampoco se libraron de las críticas la organización “Hazte Oír”, de quienes aseveró que funcionan como un lobie, la publicación Alba, que tachó de periódico basura, el párroco de Santa María de Caná, de quien afirmó que había avisado a sus feligreses que un grupo vendría a “reventarles la misa”, Don Orione, el Cuartel General de la OTAN con sus obras paradas desde hace dos años “como castigo a Zapatero”… En definitiva, por los comentarios de los pasajeros, los espectadores acudieron a un espectáculo en el que se dijo lo que ellos querían oír, y Bassi no les defraudó.
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