Mejor, un puro
Ignacio Costa tocó el silbato y movilizó a los clubs para que dijeran cosas bonitas. Cada uno se defiende como considera. Yo me habría fumado un puro. Virginia Wolf tenía la mala costumbre de meterse en los ríos con los bolsillos llenos de piedras. Allá ella. Y este Costa, cual Hamelin, toca la flauta a ver si le siguen los ratoncitos. En mala hora. En estos acudideros digitales suelen recalar gentes de disparo fácil y ansias de desahogos y desquites personales. ¿El resultado? En comparación con algunos mensajes aquí depositados, mis comentarios sobre el concejal resultan amables e inocentes. A veces es mejor no contestar. Esperar que escampe. El efecto multiplicador de una mala respuesta puede ser devastador. La indiferencia suele ser mejor remedio y peor castigo. El mundo digital es, además, incontrolable.
Soy también nuevo en el periodismo digital. Los diarios se hunden, los despidos de periodistas se multiplican y hasta El País y el New York Times se tambalean. Dentro de poco leeremos en su primera página: «¡La auténtica noticia de hoy es el hundimiento de este maldito periódico, joder!». En el caso de El País es comprensible. Viven entre pesadillas y sueños placenteros. La mitad del tiempo la dedican a pensar en la deuda de 5.000 millones de euros que ahoga al periódico. Y la otra mitad, al nuevo concepto de periodismo de altura promovido por su director Javier Moreno y que pasa por publicar fotografías de los tíos que desfilan en pelotas -y con la bandera bien izada- en las dependencias de Berlusconi. Es lógico pues que mientras ellos disminuyen, los medios digitales crezcan. Aquí está el futuro y aquí acabamos nuestros días los carcamales que venimos del pasado.
Sin embargo, hoy de quien quería haber escrito es de la ‘bad girl’ del Ayuntamiento de Pozuelo y ya se me ha ido otro día. Soy un desastre de los de antes. Y miope, así que donde pongo el ojo no pongo la bala. Enfoco mal. Tendrán que esperar. Pero no se emocionen. No habrá carnaza. Porque a los chicos malos nos apasionan las chicas malas. Suelen tener un recorrido mucho más largo y excitante. Las buenas, sólo van al cielo. Pero las malas van a todas partes.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
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