La fórmula Gorigolzarri
Desconozco los méritos de José Ignacio Goirigolzarri. Pero tiene que ser un tipo muy listo. Hay que serlo para que te den 52 millones de euros para irse de un sitio y dejar de trabajar. Generalmente a la gente se le paga por venir, pero a este le pagan por marcharse. Fernando Alonso, por poner un caso reciente. Ferrari le pagará casi lo mismo por incorporarse a su escudería. Suele ser lo normal. La pregunta es si Goirigolzarri ha contribuido de un modo decisivo a situar al BBVA entre las principales entidades financieras del mundo. Si la respuesta es sí, su indemnización podría estar justificada. Se la merece. Si la respuesta es no, entonces es más listo aún de lo que sospechábamos.
No seré yo quien se ponga estrecho con este asunto. Nos dejó escrito Cervantes que la ardiente canícula pone a punto la ira. Pues aquí parece que es verano todo el año, coño. Nunca estamos contentos, y menos con la felicidad del prójimo. Este es un país de envidiosos. Y la envidia es un gran mal que socava la convivencia y corroe los engranajes de nuestra sociedad. Tampoco me interesa la demagogia de los partidos políticos. Las críticas del pensador José Blanco pidiendo ahora una mayor fiscalidad para este tipo de operaciones son simplemente vacías y oportunistas. La arrogancia moral de la izquierda no pierde la oportunidad de darnos lecciones. Es la marca de la casa socialista. Pero si alguien piensa que estoy defendiendo a un banquero es que no está entendiendo nada. La banca hace a menudo cosas obscenas, y las acabamos pagando entre todos.
A mí lo que me interesa de este asunto es el hallazgo de la fórmula. Comprendo que de entrada pueda parecer una fórmula algo cara. Depende. Para según qué casos nos sale a cuenta. Zapatero, por ejemplo. Nuestro futuro está colgado de la brocha. Y si estamos en un pozo, es mejor dejar de cavar. Ya casi todos estamos de acuerdo en que es momento de que pase el siguiente. Incluso aunque el siguiente fuese un pájaro como Rubalcaba. Es un decir. Pero Zeta se resiste. Lógico. Si pusiésemos sobre la mesa 50 millones de euros, por lo menos se lo pensaría. Parece mucho. No lo es. Como los destrozos que su gestión está provocando son inmensos, nos saldría barato. La misma fórmula vale para nuestros pequeños desastres locales. Esas eminencias que por estas páginas han ido desfilando y que no sólo son auténticas nulidades en la gestión de lo público. Como jamás se irán motu propio conviene animarles un poco, aunque sea con la tentación monetaria. Aplicándoles, como es lógico, la correspondiente liquidación proporcional a sus méritos y a sus destrozos. Agradezco a Possuelo ( su dedicación a la política municipal. Así me libera a mí de un cometido que me resulta enojoso. Por ahí fuera hay gente demasiado menor circulando con responsabilidades sobre cosas que nos afectan a todos. Y no nos conviene olvidarnos de ellos. En Pozuelo, no hay presión política, porque la mayoría absoluta es aplastante, y la oposición llega hasta donde llega. Ni presión mediática, porque apenas hay medios de comunicación locales con una mínima influencia. Salvo este Diario de Pozuelo, que está empezando a crecer y, por tanto, a asustar y molestar. O al revés. Pero como lo hace Possuelo, yo me lo ahorro. Sus artículos están bien documentados y se le entiende todo. Su galería de concejales está siendo didáctica e ilustrativa de lo que tenemos y de lo que no tenemos. Tal vez, también de lo que nos merecemos. Sólo le reprocho que se esté amariconando tanto. Con perdón. Me sorprende porque no creo que lo necesite. Ni que le guste. A los que nos gobiernan no se les puede dar tantos caramelos, ni siquiera en sus cumpleaños. Los chuches, como dice Rajoy, mejor sólo para los niños. Es todo. Les dejo una breves notas al margen, que creo no deberían ser olvidadas. Buenos días y buena semana. Notas al margen
No seré yo quien se ponga estrecho con este asunto. Nos dejó escrito Cervantes que la ardiente canícula pone a punto la ira. Pues aquí parece que es verano todo el año, coño. Nunca estamos contentos, y menos con la felicidad del prójimo. Este es un país de envidiosos. Y la envidia es un gran mal que socava la convivencia y corroe los engranajes de nuestra sociedad. Tampoco me interesa la demagogia de los partidos políticos. Las críticas del pensador José Blanco pidiendo ahora una mayor fiscalidad para este tipo de operaciones son simplemente vacías y oportunistas. La arrogancia moral de la izquierda no pierde la oportunidad de darnos lecciones. Es la marca de la casa socialista. Pero si alguien piensa que estoy defendiendo a un banquero es que no está entendiendo nada. La banca hace a menudo cosas obscenas, y las acabamos pagando entre todos.
- Gürtel ha vuelto. Y en el Ayuntamiento de Pozuelo todos están pendientes de la concejal Yolanda Estrada, que ya apareció citada hace meses en uno de los autos del juez Garzón.
- El nuevo polideportivo del Valle de las Cañas sigue sin inaugurarse para los vecinos. Por ahora, sólo puede ser utilizado por el Real Madrid y por el Club Baloncesto Pozuelo.
- Se suceden las quejas y el malestar de los usuarios por la supresión de los bonos para la práctica de tenis y pádel en el Valle de las Cañas. Ningún responsable municipal ha dado hasta ahora ningún tipo de explicación.
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