El Topillo
Estaba yo el otro día comprando unos churritos calientes en esa churrería móvil que hay en la Avenida de Europa que, por cierto, los hace riquísimos, cuando me puse a cavilar sobre las condiciones de salubridad que podía reunir aquel carromato.
Tan es así que, como me gusta tanto hablar, comencé a charlar con un hombre que había junto a aquella churrería volante de sus condiciones de higiene. Aquel tipo resultó ser un encargado o algo así del negocio -al parecer, esto de las churrerías móviles es una especie de cadena-, y me dijo que no debería preocuparme por la salubridad del carromato porque, además de que ellos eran muy limpios, en Pozuelo especialmente, esas cosas se llevaban a rajatabla, ya que hay un concejal de Sanidad y Consumo que no pasa una. Me dijo que el concejal se tomaba su trabajo tan en serio que era capaz de usar la prueba del algodón para ver si de verdad estaba limpio aquel armatoste. Es más, para convencerme, definitivamente, de la limpieza de la churrería y de lo exigente que era el concejal de Sanidad y Consumo, me dijo, admirado, que por lo visto era médico de profesión.
Tanto y tan bien me habló el churrero del susodicho concejal que, tras comerme aquellos churritos en casa con un poquito de chocolate que mi suegra hace como para chuparse los dedos, me puse a llamar a mi Garganta Profunda del Ayuntamiento de Pozuelo para que me contase quién era aquel concejal que ponía las peras al cuarto a los que hacían aquellos churritos tan ricos. Y aunque asumí que Rubalcaba nos estuviera escuchando a través de ese SITEL de los demonios con el que puede controlarnos a todos y con el que, cada día, nos demuestra la escasa calidad democrática del Ministro de Interior, me enteré de que el Concejal de Sanidad y Consumo es Félix Alba Núñez. Y que, además, es Segundo Teniente de Alcalde, Titular del Área de Gobierno y bla, bla, bla, bla y, además, concejal del Distrito II. Cosas del organigrama del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón del que ya he hablado más que de sobra en esta Galería de concejales.
Lógicamente, cuando oí que este exigente concejal era Félix, colega de columna en este Diario de Pozuelo, me interesé vivamente por su biografía política. Porque, de entrada, me gusta que un concejal escriba en los medios. Significa que no tiene miedo a expresar su opinión o a que se conozca su pensamiento. Otro gallo le cantaría a más de uno si saliese más en los medios de comunicación. O no, porque lo mismo, al salir, se le veían las vergüenzas y eso sería muy perjudicial para ellos. Pero como no es el caso en este momento de analizar los artículos del señor Alba, me dediqué a averiguar su relación con los vecinos que es lo que realmente me interesa. Y ahí, mi “Mark Felt” me dijo que Félix es un tipo querido por los pozueleros en general debido a que es un tipo sencillo. Como sus artículos, se me escapó decir. Que es buena gente. Y que, en general también, se preocupa bastante de que su Área política funcione lo mejor que sabía. Algo que unas veces consigue y otras no tanto.
Pero, cuando le pregunté a mi informador por su trayectoria política y por su relación con los demás concejales, mi amigo se quedó callado. Tan callado que pensé que había intervenido Rubalcaba en la conversación a través de su sistema SITEL y la había cortado. De un político que es capaz de vulnerar el Día de Reflexión en unas Elecciones Generales se puede esperar cualquier cosa. Pero, no. No había sido el pérfido ministro el autor del silencio. Simplemente era que mi amigo se había quedado callado.
Tras una larga pausa, mi informador favorito de política municipal me dijo que no sabía exactamente como hablarme de esa trayectoria política de Félix Alba. “Ten cuidado, Capi, me dijo, porque ese es un tema delicado y todo lo que digas puede ser utilizado en su contra”. Y es que, al parecer, Félix fue el concejal que se presentó como candidato alternativo para alcalde cuando dimitió el olvidable Sepúlveda y eso, piensa mi amigo, que a don Gonzalo Aguado no debió gustarle demasiado y que aún puede quedar algún malentendido entre los dos. De hecho, se considera el topillo que lidera la oposición al alcalde.
Yo le contesté que eso era una tontería y que, además, me parecía imposible. Entre otras cosas, porque, si Barak Obama y Hillary Clinton, después de competir duramente por ser nominados a presentarse a unas elecciones por la presidencia americana, están ahora a partir un piñón por qué no iba a suceder lo mismo en el Ayuntamiento de Pozuelo que, cada día, se parece más a Nueva York, sobre todo en la nomenclatura de sus concejalías... Aquí tiene que ser lo mismo. Yo estoy seguro de que aquello ya son pelillos a la mar.
En cualquier caso, los políticos saben que la política no es más que una larga batalla por el poder y que, en esa batalla, siempre hay muertos y heridos. Sobre todo, en el propio partido.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
Tan es así que, como me gusta tanto hablar, comencé a charlar con un hombre que había junto a aquella churrería volante de sus condiciones de higiene. Aquel tipo resultó ser un encargado o algo así del negocio -al parecer, esto de las churrerías móviles es una especie de cadena-, y me dijo que no debería preocuparme por la salubridad del carromato porque, además de que ellos eran muy limpios, en Pozuelo especialmente, esas cosas se llevaban a rajatabla, ya que hay un concejal de Sanidad y Consumo que no pasa una. Me dijo que el concejal se tomaba su trabajo tan en serio que era capaz de usar la prueba del algodón para ver si de verdad estaba limpio aquel armatoste. Es más, para convencerme, definitivamente, de la limpieza de la churrería y de lo exigente que era el concejal de Sanidad y Consumo, me dijo, admirado, que por lo visto era médico de profesión.
Tanto y tan bien me habló el churrero del susodicho concejal que, tras comerme aquellos churritos en casa con un poquito de chocolate que mi suegra hace como para chuparse los dedos, me puse a llamar a mi Garganta Profunda del Ayuntamiento de Pozuelo para que me contase quién era aquel concejal que ponía las peras al cuarto a los que hacían aquellos churritos tan ricos. Y aunque asumí que Rubalcaba nos estuviera escuchando a través de ese SITEL de los demonios con el que puede controlarnos a todos y con el que, cada día, nos demuestra la escasa calidad democrática del Ministro de Interior, me enteré de que el Concejal de Sanidad y Consumo es Félix Alba Núñez. Y que, además, es Segundo Teniente de Alcalde, Titular del Área de Gobierno y bla, bla, bla, bla y, además, concejal del Distrito II. Cosas del organigrama del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón del que ya he hablado más que de sobra en esta Galería de concejales.
Lógicamente, cuando oí que este exigente concejal era Félix, colega de columna en este Diario de Pozuelo, me interesé vivamente por su biografía política. Porque, de entrada, me gusta que un concejal escriba en los medios. Significa que no tiene miedo a expresar su opinión o a que se conozca su pensamiento. Otro gallo le cantaría a más de uno si saliese más en los medios de comunicación. O no, porque lo mismo, al salir, se le veían las vergüenzas y eso sería muy perjudicial para ellos. Pero como no es el caso en este momento de analizar los artículos del señor Alba, me dediqué a averiguar su relación con los vecinos que es lo que realmente me interesa. Y ahí, mi “Mark Felt” me dijo que Félix es un tipo querido por los pozueleros en general debido a que es un tipo sencillo. Como sus artículos, se me escapó decir. Que es buena gente. Y que, en general también, se preocupa bastante de que su Área política funcione lo mejor que sabía. Algo que unas veces consigue y otras no tanto.
Pero, cuando le pregunté a mi informador por su trayectoria política y por su relación con los demás concejales, mi amigo se quedó callado. Tan callado que pensé que había intervenido Rubalcaba en la conversación a través de su sistema SITEL y la había cortado. De un político que es capaz de vulnerar el Día de Reflexión en unas Elecciones Generales se puede esperar cualquier cosa. Pero, no. No había sido el pérfido ministro el autor del silencio. Simplemente era que mi amigo se había quedado callado.
Tras una larga pausa, mi informador favorito de política municipal me dijo que no sabía exactamente como hablarme de esa trayectoria política de Félix Alba. “Ten cuidado, Capi, me dijo, porque ese es un tema delicado y todo lo que digas puede ser utilizado en su contra”. Y es que, al parecer, Félix fue el concejal que se presentó como candidato alternativo para alcalde cuando dimitió el olvidable Sepúlveda y eso, piensa mi amigo, que a don Gonzalo Aguado no debió gustarle demasiado y que aún puede quedar algún malentendido entre los dos. De hecho, se considera el topillo que lidera la oposición al alcalde.
Yo le contesté que eso era una tontería y que, además, me parecía imposible. Entre otras cosas, porque, si Barak Obama y Hillary Clinton, después de competir duramente por ser nominados a presentarse a unas elecciones por la presidencia americana, están ahora a partir un piñón por qué no iba a suceder lo mismo en el Ayuntamiento de Pozuelo que, cada día, se parece más a Nueva York, sobre todo en la nomenclatura de sus concejalías... Aquí tiene que ser lo mismo. Yo estoy seguro de que aquello ya son pelillos a la mar.
En cualquier caso, los políticos saben que la política no es más que una larga batalla por el poder y que, en esa batalla, siempre hay muertos y heridos. Sobre todo, en el propio partido.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
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