La Fotogénica
Andaba yo el otro día empujando, tranquilamente, la silla de minusválido de un amigo mío por una calle del barrio o distrito de La Estación, en búsqueda desesperada de una peluquería, mientras charlábamos de lo divino, cuando nos dimos cuenta de la cantidad de barreras arquitectónicas que había. Lógicamente y tras casi caernos un par de veces, pasamos a hablar de lo humano porque algunas aceras del barrio parecen hechas a propósito para que los ciudadanos nos acordemos de la familia de todos los concejales del consistorio juntos, incluido el señor Alcalde.
No hay pueblo ni ciudad en España -o tal vez en Europa- con más barreras arquitectónicas que Pozuelo-Estación. Entre viejos postes de la luz o del teléfono clavados en medio de aceras estrechas, que parece que estuviésemos aún a mediados del Siglo XX, y árboles plantados en ellas a capricho con sus correspondientes cuadraditos, que sólo sirven para que los perros hagan sus necesidades y para fastidiar, especialmente, la normal conducción de una silla de ruedas, los dos terminamos hablando, lógicamente, de la Concejalía de Asuntos Sociales.
No teníamos idea de si esa era la concejalía culpable de tanta trampa cazaminusválidos pero a alguien había que echarle la culpa. Porque, aunque esa concejalía no tenga la culpa, la concejala que la dirige debería presionar a quien corresponda porque, a fin de cuentas, esas barreras arquitectónicas hacen mucho daño a los que más necesitan de esos Asuntos Sociales.
Y, como es natural, derivamos la conversación hacia Beatriz Pérez Abraham, que es la concejala de Asuntos Sociales. Una concejala, por cierto, muy popular porque no hay revista o periódico que se publique en Pozuelo o hable de Pozuelo que no saque alguna foto de ella.
Con el tiempo y tras mil maniobras más propias de una gincana que de un plácido paseo y dado que no encontrábamos la peluquería, mi amigo y yo nos metimos en una cafetería a tomarnos un cafetito. Y en esa cafetería fue donde un camarero pizpireto nos contó algunas sustanciosas cositas de la fotogénica Beatriz Pérez Abraham y que a mí me han servido para traerla a esta galería.
Para empezar, el desenvuelto muchacho nos dijo que la señora Pérez era la Cuarto Teniente de Alcalde, Titular del Área de Gobierno y Gestión de Familia, Asuntos Sociales, Educación y Seguridad y Concejal de Familia y Asuntos Sociales, lo que hizo que a mí, una vez más, se me cayese la cucharilla del café al suelo y que mi amigo se hiciese una especie de remolino, parecido al break dance, pero en silla de ruedas.
De verdad-de verdad, lo de los cargos de los concejales de Pozuelo es una tomadura de pelo. Alguien debería poner algo de cordura y dejar tanta ampulosidad gurteliana hecha por el olvidable alcalde porque esta facundia no es de recibo. Ni Nueva York tiene esta locura de cargos.
Después, el camarero, que, al parecer, no tenía mucho que hacer por culpa de la crisis, no paró de hablar de esta hermoseada mujer a causa del papel cuché.
Y, entre otras muchas cosas, nos dijo que lo de las fotos es debido a que doña Beatriz es una mujer muy trabajadora a la que le gusta mucho que se vea lo que trabaja. Y que, como hace muchas cosas, se la ve muchas veces.
También nos contó que la Concejalía funciona bastante bien aunque, como sólo trabajan mujeres en ella, a veces tiene algunas lagunas imputables, únicamente, a la naturaleza femenina.
Mi amigo, rápidamente, le preguntó qué quería decir con ello porque el comentario le sonaba un tanto machista. Pero el atrevido camarero se limitó a contestar que quería decir lo que había dicho y que cada uno lo interpretase como quisiese.
A mí, en cambio, me llamó más la atención el hecho en sí de que sólo trabajasen mujeres en su concejalía. Y me preocupó. Porque, si la señora Pérez Abraham se ha unido a la moda bibiano-zapaterina como un brindis al sol y más para llamar la atención que para otra cosa, vale. Es una chorrada pero allá ella. En cambio, si lo ha hecho porque piensa sinceramente que todos los trabajadores de Asuntos Sociales deben ser mujeres por alguna peregrina razón progre, habría que decirle que se cuide porque lo progre, en esta España nuestra, al paso que va, terminará siendo un insulto.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
No hay pueblo ni ciudad en España -o tal vez en Europa- con más barreras arquitectónicas que Pozuelo-Estación. Entre viejos postes de la luz o del teléfono clavados en medio de aceras estrechas, que parece que estuviésemos aún a mediados del Siglo XX, y árboles plantados en ellas a capricho con sus correspondientes cuadraditos, que sólo sirven para que los perros hagan sus necesidades y para fastidiar, especialmente, la normal conducción de una silla de ruedas, los dos terminamos hablando, lógicamente, de la Concejalía de Asuntos Sociales.
No teníamos idea de si esa era la concejalía culpable de tanta trampa cazaminusválidos pero a alguien había que echarle la culpa. Porque, aunque esa concejalía no tenga la culpa, la concejala que la dirige debería presionar a quien corresponda porque, a fin de cuentas, esas barreras arquitectónicas hacen mucho daño a los que más necesitan de esos Asuntos Sociales.
Y, como es natural, derivamos la conversación hacia Beatriz Pérez Abraham, que es la concejala de Asuntos Sociales. Una concejala, por cierto, muy popular porque no hay revista o periódico que se publique en Pozuelo o hable de Pozuelo que no saque alguna foto de ella.
Con el tiempo y tras mil maniobras más propias de una gincana que de un plácido paseo y dado que no encontrábamos la peluquería, mi amigo y yo nos metimos en una cafetería a tomarnos un cafetito. Y en esa cafetería fue donde un camarero pizpireto nos contó algunas sustanciosas cositas de la fotogénica Beatriz Pérez Abraham y que a mí me han servido para traerla a esta galería.
Para empezar, el desenvuelto muchacho nos dijo que la señora Pérez era la Cuarto Teniente de Alcalde, Titular del Área de Gobierno y Gestión de Familia, Asuntos Sociales, Educación y Seguridad y Concejal de Familia y Asuntos Sociales, lo que hizo que a mí, una vez más, se me cayese la cucharilla del café al suelo y que mi amigo se hiciese una especie de remolino, parecido al break dance, pero en silla de ruedas.
De verdad-de verdad, lo de los cargos de los concejales de Pozuelo es una tomadura de pelo. Alguien debería poner algo de cordura y dejar tanta ampulosidad gurteliana hecha por el olvidable alcalde porque esta facundia no es de recibo. Ni Nueva York tiene esta locura de cargos.
Después, el camarero, que, al parecer, no tenía mucho que hacer por culpa de la crisis, no paró de hablar de esta hermoseada mujer a causa del papel cuché.
Y, entre otras muchas cosas, nos dijo que lo de las fotos es debido a que doña Beatriz es una mujer muy trabajadora a la que le gusta mucho que se vea lo que trabaja. Y que, como hace muchas cosas, se la ve muchas veces.
También nos contó que la Concejalía funciona bastante bien aunque, como sólo trabajan mujeres en ella, a veces tiene algunas lagunas imputables, únicamente, a la naturaleza femenina.
Mi amigo, rápidamente, le preguntó qué quería decir con ello porque el comentario le sonaba un tanto machista. Pero el atrevido camarero se limitó a contestar que quería decir lo que había dicho y que cada uno lo interpretase como quisiese.
A mí, en cambio, me llamó más la atención el hecho en sí de que sólo trabajasen mujeres en su concejalía. Y me preocupó. Porque, si la señora Pérez Abraham se ha unido a la moda bibiano-zapaterina como un brindis al sol y más para llamar la atención que para otra cosa, vale. Es una chorrada pero allá ella. En cambio, si lo ha hecho porque piensa sinceramente que todos los trabajadores de Asuntos Sociales deben ser mujeres por alguna peregrina razón progre, habría que decirle que se cuide porque lo progre, en esta España nuestra, al paso que va, terminará siendo un insulto.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
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