¡Torero!
Y es que iba a escribir de toros. Más bien de la película Arena, dirigida por el excelente Günter Schwaiger. Creo que el documental debería ser de proyección obligada en el Parlamento Catalán. Y es que está realizado con una honestidad desacostumbrada, con el temple que da la curiosidad como motor de conocimiento. ¿Que significa hoy el antiguo rito de la corrida?¿Qué lugar tiene en nuestra sociedad?¿A quién puede interesar algo tan arcaico?¿Por qué un adolescente se viene desde colombia a cumplir un sueño?
Schwiger plantea una mirada virgen, que permite al espectador comprender, atisbar, descubrir, saber. Y no es poca cosa en nuestros tiempos. Si pienso en "Tú, solo", de Teo Escamilla, la recuerdo desde la pasión y el deslumbramiento. En Arena la cámara se sitúa a ras de tierra, es el espectador el que puede elevarse apasionado o no, pero eso ya depende en cierta medida de él. Ver torear a José Tomás o ver hablar del miedo a Morante de la Puebla... Creo que a Goya le hubiese gustado Arena, que a mi me parece un hermoso canto de cisne de un mundo que nuestra sociedad condena a desaparecer. Me temo que irremediable e irreparablemente.
Y no quiero acabar sin escribir del hotel que había en el recinto del colegio San Luis de los Franceses, en la céntrica calle Sagunto... Había. No sé si iba para cien años o los había superado. Estoy seguro de que en Francia nadie se hubiese atrevido a derribarlo y aquí, ¡si te he visto no me acuerdo! Y todos tan contentos... Yo no. Desde aquí mi más enérgica e inútil protesta. Constato que me parece una vergüenza que se lo hayan cargado con todas las bendiciones legales.
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