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El alcalde, la ex concejala y la libertad de expresión

El alcalde, la ex concejala y la libertad de expresión

Andaba yo en ese trajín de luchar a brazo partido con un abanico para ver de qué forma combatía mejor el calor, que el año no está como para irse a gastar los pocos euros que quedan en viajes en busca del fresco, cuando leí en Diario de Pozuelo que un personaje menor, llamado Lorenzo Cercadillo, que ha estado viviendo a costa del Ayuntamiento de Pozuelo como asesor de otro personaje oscuro de la política pozuelera como ha sido la concejala Estrada, y que además cobraba también del Ayuntamiento de Torrejón de Velasco en un claro ejemplo de incompatibilidad, se ha permitido el lujo -se supone que por indicación de su señorita o para agradecerle el buen dinero que presuntamente le ha hecho ganar- de denunciar a Diario de Pozuelo por haber publicado una información que aparece en el sumario público del caso Gürtel y por haber publicado una foto extraída de un perfil abierto de Facebook. Dos cosas que, a mi entender, en un país libre como se supone que es éste, tienen poco recorrido judicial, aunque la demanda haya sido admitida a trámite.

Pero no es de esta pareja de lo que yo quiero hablar hoy. Allá ellos con su dislate. Ya veremos, cuando les condenen a pagar las costas del juicio, lo contento que se ponen. A mí lo que me interesa es la postura del Ayuntamiento de Pozuelo en general y de su alcalde en particular sobre este peregrino caso. Y debo decir que ya ha pasado una semana y no han dicho esta boca es mía. Y eso no dice nada bueno a su favor. Ni el Ayuntamiento se ha mojado en defensa de la libertad de expresión, cosa que deja mucho que desear y que indica una conformidad con la demanda por la vía del silencio que asusta, y ni el señor Aguado ha condenando políticamente este obsceno ataque a libertad de expresión, en un acto que podría considerarse miedoso. A fin de cuentas, Yolanda Estrada fue una concejala muy cercana a la propia alcaldía. Tan cercana que me cuentan que hubo un tiempo que era su ojito derecho.


¿Qué le pasa, entonces, al Ayuntamiento de Pozuelo y a su alcalde para este mutismo culposo? ¿Es acaso una corporación enferma que está de acuerdo con que se demande a un medio de comunicación libre porque lo considera peligroso? ¿Es Aguado un alcalde pusilánime que prefiere no condenar una acción tan lamentable para que no se levante demasiado polvo? No lo creo. Es más, todo lo contrario. Pero lo cierto es que el que calla, otorga.

¿Con qué carita se va a presentar el PP y el señor Aguado dentro de menos de un año ante los ciudadanos cuando haya que votar si no han dado muestras de defender la libertad?

Debo confesar que me produce una gran tristeza que ni el Ayuntamiento como tal ni el señor alcalde hayan mostrado su rechazo político a semejante atropello. Es cierto que, posiblemente, se estén escudando en ese respeto a la justicia, tan de moda hoy en los casos de corrupción, algo aceptable desde el punto de vista civil pero no desde el punto de vista político, como ya he dicho muchas veces aquí.

Vale que los tribunales darán o quitarán razones, pero eso no invalida las posturas políticas de los responsables políticos. Y las posturas políticas que se esperan de ellos son las encaminadas a la defensa de la libertad de expresión. Porque, señor Aguado, el día que desaparezca la libertad de expresión habrá desaparecido la democracia.

Y por supuesto, su extraño perfil político bajo.


El Capitán Possuelo




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