Esperanza Aguirre y las verdades del barquero
Esperanza Aguirre es, posiblemente, la líder política regional más querida por la derecha social de España. Y, sin duda, la más carismática. Lógicamente, y a sensu contrario, es la que pone de los nervios a la izquierda social española.
Ahora, Esperanza Aguirre ha sido reelegida Presidenta del PP de Madrid por tercera vez consecutiva y, en su discurso, no ha defraudado a nadie. Ni a la derecha que la admira ni a la izquierda que la aborrece. Porque, sin ningún tipo de rubor y apelando a principios y valores, que a la derecha española en general le da vergüenza defender en público, le ha cantado a la izquierda las verdades del barquero.
Para empezar, la Presidenta de la Comunidad de Madrid se ha mostrado decidida a "plantar cara a la desvergüenza" de los sindicatos y a esa izquierda que pretenden ganar con "algaradas callejeras lo que han perdido en las urnas" y generan "desconfianza" en la imagen de España en el mundo. Algo, absolutamente, necesario que se diga en voz alta después de oír las declaraciones impunes de líderes de la izquierda española en los últimos días y después de ver la desfachatez de los sindicatos convocando dos manifestaciones en 48 horas. Manifestaciones del fracaso y la caspa, por cierto, pero lo suficientemente explicitas para que se hayan podido hacer fotos de ellas que, en una sociedad tan global, sirvan para que la imagen de España sufra más deterioro aún del que consiguió el impresentable Zapatero. Y digo impresentable porque la propia izquierda lo tiene escondido por no ser digno de seguir presentándolo en sociedad.
Esperanza se ha negado, también, "a aceptar la moralidad superior de la izquierda" que ha sido capaz de dejar en paro a 5,5 millones de españoles y una deuda que "solo de intereses hay que pagar 29.000 millones de euros anuales" o, lo que es lo mismo, 79 millones de euros al día, que son 1.300 millones de las antiguas pesetas”. Barbaridad que ahora tememos que pagar entre todos.
Pero Esperanza no sólo ha sido capaz de levantar la voz para denunciar el abuso democrático de la izquierda sino que ha hablado de patriotismo, ese concepto en desuso y anatema para la izquierda española pero al que apela la izquierda francesa para sobrevivir. Y lo ha hecho de palabra y de hecho. Con una pegatina de la enseña nacional en la solapa mientras animaba a sus compañeros de partido a hacer lo mismo porque "es el momento de estar orgullosos de la bandera de España, sin complejos, como hacen todos los países europeos y americano. Ya está bien de avergonzarse del símbolo que nos une a todos y que es la garantía de nuestra libertad". Creo que es la primera vez desde la llegada de la democracia que se habla de patriotismo sin complejos.
Y, por supuesto, ha aseverado que "el espíritu de lucha es la palanca en la que hay que apoyarse para la recuperación" y que de las dificultades se "sale a base de esfuerzo, sacrificios y de confianza en nosotros mismos y en España".
En definitiva y como digo, las verdades del barquero. Algo que la derecha española necesita para parar, sin duda, a la izquierda más mezquina de Europa y salir del pozo en que nos metieron.
Olivo Cortés
*Este diario no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores
Escribir un comentario