Un día en la calle Flores
La calle Flores de Pozuelo de Alarcón es conocida por ser una de las zonas más conflictivas del municipio. Palizas, atracos, trapicheos de droga o molestias por el ruido son algunas de las situaciones que los vecinos de la calle denuncian desde hace tiempo.
Hace tres años, coincidiendo con el grave altercado sucedido en las fiestas municipales, la situación se volvía insostenible para los ciudadanos de Pozuelo Pueblo: la Policía hizo de esta calle su lugar de paso habitual. Un joven fue tirado desde un balcón y otro fue brutalmente agredido por no dar un cigarrillo a unos jóvenes que se lo pidieron. Las quejas llegaron al Ayuntamiento, que aumentó la presencia policial en la pequeña calle y aprobó un proyecto para instalar cámaras de seguridad 24 horas.
Pero, ¿quién está tras esta situación? La gente del barrio habla de grupos de inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos y magrebíes. Su punto de encuentro habitual es el conocido bar Latino's. A lo largo del día, jóvenes y no tan jóvenes, se concentran en la puerta y aledaños del local, dificultando el paso a los viandantes.
Son las diez de la mañana. Por la pequeña calle pasean vecinos con aparente tranquilidad. Los comercios están abiertos, y quienes los regentan no creen que haya problemas por las mañanas. "Por aquí todo muy tranquilo, todos nos llevamos bien".
El citado bar está abierto y hay movimiento en su interior. "No entréis ahí, que os crujen" advierte un vecino a los redactores de este diario señalando la taberna. Dos jóvenes están apostados en la puerta, y otros entran y salen.
Un vecino de una calle limítrofe comenta que "esto es un descontrol. Ahora por la mañana hay gente, como veis, pero por la tarde no pasa nadie. La gente tiene miedo, da rodeos para evitar cruzar por esta calle". Y así lo confirma una vecina, que baja a hacer la compra por las mañanas pero nunca por las tardes: "No se trata de racismo. Son modos de vida diferentes, y hay veces que son unos maleducados". Esta vecina se refiere al hecho de que los peatones muchas veces tienen que bajar a la carretera porque la acera está ocupada por los jóvenes. "Ni siquiera se levantan. Hay veces en que los abuelos tienen que bajarse de la acera, ir por la carretera y volver a subir más adelante".
Diario de Pozuelo conversa con los jóvenes que charlan fuera del bar. Beben cafés y cerveza. "En Pozuelo se vive muy bien, pero es un poco..." No quiere decir racista, pero da a entender que así es: "la policía nos para y cachea por el color de piel. A mí me han llegado a registrar tres veces en un día". En referencia a los hechos ocurridos en 2009, creen que están pagando justos por pecadores. "Nosotros estamos aquí sin hacer daño a nadie. Como mucho piropeamos a las chicas. Si tuviéramos algo que ocultar no estaríamos hablando con vosotros".
Ante las advertencias de los vecinos decidimos presentarnos esa misma tarde en la polémica calle. La primera impresión es la de una zona tranquila, con cierto sabor a pueblo. Niños jugando en la calle mientras los mayores, muchos de ellos en paro, aprovechan el buen tiempo para pasear.
Llama la atención la mezcla de culturas y edades. La población joven es principalmente inmigrante, que convive con los mayores, residentes veteranos del municipio. Hablamos con algunos de ellos y todos coinciden a la hora de valorar la zona como "tranquila". Desde luego en las calles no se vive ningún tipo de tensión que revele posibles problemas de integración.
Nos encontramos con dos controladoras del SER (Servicio de Estacionamiento Regulado) a las que preguntamos por su opinión sobre la situación en la calle Flores. Nos cuentan que en cuatro años de servicio jamás han presenciado ninguna trifulca. Destacan que los latinos son "gente muy servicial" y que jamás les han puesto problema alguno.
En cuanto a los problemas para pasear por la acera, nos piden que observemos el ancho de la acera. Lo hacemos y contrastamos que en cuanto pasa una persona de frente ya no caben dos.
Hablamos con la dueña del bar Latino´s, que supuestamente es el centro de las trifulcas y nos niega que haya cualquier tipo de problema. Vemos a clientes extranjeros españoles, y todos ellos confirman la versión de la dueña: el ambiente es tranquilo y pacífico.
¿Ha dejado de ser la calle Flores la polémica zona de Pozuelo que en su día fue? ¿Por qué unos dicen unas cosas y otros las niegan? La verdad está en la calle.
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