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Preocupación en las grandes superficies

Preocupación en las grandes superficies

La crisis, salvo a la exportación, no ha perdonado a ningún sector, y tal como era de esperar, las grandes superficies también se ha visto afectadas. Tiempo atrás era el llamado pequeño comercio quien acusaba y se quejaba de la bajada de sus ventas a la proliferación de grandes almacenes, entre otras razones, por sus horarios y aperturas en festivos. Actualmente el citado descenso ya afecta a todos sin excepción aunque con ciertos matices en base a las peculiaridades de cada establecimiento.

Los ajustes de plantilla, dado que suponen el gasto principal de este tipo de empresas, se han venido realizando desde el comienzo de la depresión, inicialmente de forma más suave no cubriendo las bajas naturales que se producían, unido a prescindir de  contrataciones extraordinarias para las campañas de Navidad-Reyes y períodos de rebajas, pero tales medidas, a partir del 2010 aproximadamente y a tenor del descenso de las ventas (35%) y el tremendo sacrificio de margen (50%), ha obligado a recurrir a procedimientos más severos para poder continuar manteniéndose,  tales como la congelación de sueldos e incremento de jornada (último convenio), tratando  de evitar la presentación  de ERE's , lo que resultará difícil en algunos casos...


En España se calcula que trabajan en el ramo unas 230.000 personas y la ANGED (Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución), está haciendo todo lo posible para eludir las "regulaciones de empleo", pero para ello deberán contar con la colaboración de la Administración y los sindicatos. Si la situación económica del país no logra enderezarse en un plazo prudente, con la consiguiente creación de puestos de trabajo e incremento del consumo, ciertas grandes superficies, incapaces de realizar nuevas reducciones de personal, se verán abocadas irremisiblemente al cierre de sus negocios,  consecuencia que también afectará a miles de proveedores cuyas empresas han desarrollado su actividad a la sombra de los grandes almacenes.

Mantener un buen ambiente de trabajo es  premisa elemental en cualquier empresa, si bien, tal característica adquiere la categoría de indispensable cuando la actividad de sus trabajadores se desarrolla cara al público. Vender es muy difícil, pero en estos momentos, convencer a un cliente,  adquiere la categoría de excelencia. Los vendedores, responsables y colaboradores en general,  con su actitud, identifican el prestigio y categoría de la empresa y ahora, en diversas ocasiones, quizá propiciado por el deteriorado y tenso clima laboral y empresarial, solo actúan como despachadores o meros cobradores. No se proporcionan datos y beneficios del producto al cliente ni se intenta efectuar ventas complementarias, que en definitiva está reflejando un claro deterioro del concepto de atención y servicio.

Los trabajadores de las grandes superficies,  deben asumir que la actividad de sus empresas depende y está ligada a las necesidades de los consumidores. Ello requiere que la flexibilidad en torno a jornadas, horarios, vacaciones, etc, deba adecuarse a los hábitos de compra de los clientes. De nada sirve apelar a lo que ocurrió años atrás. Las nostalgias no sirven para mantener los negocios actualmente ni aportan soluciones. Es la sociedad, cambiante y evolutiva, la que marca las pautas de comportamiento y la obligación de empresas y trabajadores el adecuarse a ella. Patronal y Sindicatos, empresarios y colaboradores, deben asumir y compartir la defensa de sus respectivos centros de trabajo. Una empresa que nos es negocio deje de ser empresa y por ende, si no se cumple este principio, están sobrando todos.

El secreto, o parte del mismo, pasa por disponer de los mejores recursos humanos en calidad y cantidad en los momentos oportunos. ¿Es comprensible, desde el punto de vista de la atención y servicio al cliente, mantener la misma plantilla viernes y sábados, que de lunes a jueves, cuando la afluencia de público los fines de semana es tres veces superior?, obviamente, no. Indudablemente a todos nos gustaría realizar el mismo horario de trabajo a lo largo del año, y a poder ser de 8 a 15 y de lunes a viernes, pero hay que mentalizarse que nada tiene que ver un puesto de administrativo con el de una enfermera, conductor del metro o el de un colaborador de un gran almacén. No debe asustar la adopción de nuevas medidas si con ello logramos mantener los puestos de trabajo y mejorar emolumentos. Mención aparte merece lo que está ocurriendo en Alemania y otros países centroeuropeos, donde funcionan perfectamente desde el 2003, los "empleos reducidos", término mas adecuado que los "mini jobs", que encajan perfectamente en el sector, por ejemplo para cubrir puestos de cajeras-reponedoras, en fines de semana y periodos de mayor actividad, con una remuneración adecuada, liquidación al final del día y libre de impuestos y cotizaciones.

Tales reflexiones y/o propuestas generarán todo tipo de controversias, lo cual es perfectamente lógico y aceptable. Es lo que se llama total libertad de expresión y en definitiva, democracia.  La implantación de ERE's en los grandes almacenes causaría un efecto demoledor en la sociedad española con la consiguiente pérdida de confianza por parte de los consumidores nacionales y un concepto deplorable para los extranjeros. Ocupamos en diversos aspectos los últimos puestos en el ranking de la UE. Recientemente estamos incorporando el de la corrupción pero sería nefasto el añadir alguno más...


José-Tomás Cruz Varela

 

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