Nada para los Partidos
Con buen criterio, en sus presupuestos para 2014 el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón ha resuelto destinar al programa de Servicios Sociales la partida concedida a los partidos políticos, que ya se había reducido un 57% con respecto a anteriores ejercicios.
Ciertamente, la eliminación coincide con un clima social bastante adverso para la clase política, culpabilizada como si esta crisis mundial de los mercados se hubiera perpetrado en sus sedes, en lugar de en las sucursales bancarias que propiciaron los créditos subprime y la burbuja especulativa ligada a los activos inmobiliarios... Aunque ni unos ni otros (políticos, banqueros y grandes empresarios) han contribuido demasiado, en la práctica, a mejorar la situación, hasta el momento.
Confiamos, sin embargo, en que la eliminación no pretenda aprovechar esa sensación social, parcialmente injusta, sino que responda estrictamente a la utilidad de la partida.
No debería justificarse la acertada medida por la pésima imagen popular que hoy día arrostran los políticos, entre cuyas filas habría que reconocer tantas personas valiosas como en la industria del calzado, el periodismo, el deporte profesional o la quiromancia (que pronto estará prohibida en las calles de Madrid capital).
Lo que conviene, y ahora más que nunca, es ocuparse de los más desfavorecidos, como hará el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón con ese 25% de incremento para 2014 en las ayudas sociales.
También mejor que para las formaciones políticas, dinero que permita reducir la presión fiscal, tal como se prevé, y elevar las inversiones (en más del 92%); porque a la postre las inversiones son empleos que se generan.
A los partidos políticos, además, les favorecería, a la larga, financiarse con las cuotas de sus afiliados, generar sus propias fuentes –transparentes- de ingresos y acometer una dinámica más competitiva y emprendedora, capaz de convencer a los ciudadanos demostrando que el voto electoral no es, en esencia, su única mercancía.
De otro modelo de financiación de los partidos quizá dependa, incluso, la fórmula que nos permita erradicar definitivamente la corrupción.
Pedro Delgado es periodista
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