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Cómo volar más alto, más rápido y más barato

Cómo volar más alto, más rápido y más barato

Quizás, el de volar, sea uno de los sueños más baratos y asequibles de cumplir. Hoy en día es una forma habitual de viajar para cualquier tipo de pasajero y por cualquier motivo.

Si Ibn Firnás, precursor andalusí de la aeronáutica, levantase la cabeza, pensaría la de golpes que se habría ahorrado por unos pocos euros, pero quizás nos habríamos perdido su talento, al menos en este tema.
Todos recordarán aquellos tiempos en que desplazarse en avión era algo reservado a algunos privilegiados, con un alto poder económico. No hace tanto de ello y hasta los aeropuertos eran una especie de club o recinto reservado a una élite de personas. Qué sana envidia provocaba aquel deseo de experimentar la sensación de ir en avión, ver el paisaje desde miles de metros de altura, pasar entre nubes, en fin, ser un poco “pájaro”, aunque fuese por un medio de transporte.

En los reportajes de aquella época (no hace falta retroceder hasta los inicios de la aviación comercial), se puede observar --y algunos lo habrán experimentado por los años que lleven como usuarios de líneas aéreas-- el trato exclusivo que se daba a estos pasajeros. El momento del embarque era tranquilo, pausado, acomodarse en los asientos con una atención rayana en el mimo, degustar algún zumo u otra bebida atención de la compañía aérea, y todo tipo de galanterías.

Hoy en día, el embarque en un avión o en un tren de Cercanías no difieren mucho: aglomeraciones, colas desde una hora antes, asientos ocupados a pesar de la reserva, las consumiciones a cuenta de la Compañía han desaparecido y la atención del personal, aunque siempre dominada por la educación, se ve afectada e influenciada por la masificación y los tumultos junto con las reclamaciones de cada uno.

Esto se debe al abaratamiento de precios, ni más ni menos. Es cierto que a cambio permite volar a todo el mundo; desplazamientos impensables hace poco por el precio, y que obligaban a usar otro medio de transporte más económico, hoy en día se pueden hacer volando; rutas trasatlánticas o distancias continentales, que obligaban a días de viaje en transportes más asequibles y lentos, hoy son posibles para todos realizarlas en avión.

No es necesario hacer uso de una de las peores aerolíneas del mundo para desplazarnos con rapidez o cumplir un sueño. Aunque el miedo sigue sin pagar sobre equipaje ni hay que facturarlo, el temor a que algo salga mal o la angustia ante un peligro real y latente puede ser nuestro peor compañero de viaje y hacernos olvidar el objetivo de éste, e incluso llevarnos al arrepentimiento.

En la actualidad, la modalidad de vuelos baratos prolifera en casi todas las compañías aéreas. Existen conceptos como los open jaw (vuelos de ida con partida de un aeropuerto a otro de otra ciudad y vuelta desde un tercer aeropuerto, de una tercera ciudad, con destino a la misma ciudad de origen; o vuelos con destino a una ciudad, pero partiendo de un aeropuerto de una ciudad de origen y volviendo a otro aeropuerto de otra ciudad diferente) para conseguir billetes más baratos y los mejores destinos.

El problema, hoy en día, es la proliferación de ofertas. Hay tal magnitud y variedad que hace falta un buen guía para encontrar la que mejor se adapte a su destino y sus necesidades.

Como siempre, lo mejor es recurrir al profesional y entrar en Expedia, donde los especialistas en todo tipo de viajes encontrarán la mejor oferta para cada cliente. Las conocen todas, incluso esas de “última hora” que a todos se les escapa.


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