Sobre el acoso: consejos vendo y para mí no tengo

Cae en mis manos una noticia que ha enviado el Ayuntamiento de Pozuelo a los medios de comunicación. En principio sería muy positiva, si el Consistorio -con su alcaldesa al frente- no tuviera dos varas de medir. No es la primera vez que le saco los colores a Susana Pérez Quislant por su fariseísmo en estado puro. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

Resulta que, según afirma la noticia que he leído en Diario de Pozuelo, el Ayuntamiento previene el acoso escolar en los colegios de la ciudad a través del Servicio de Prevención y Atención al Acoso Escolar (SERPAE).

Este servicio municipal es fantástico. Imparten talleres en los colegios, realizan jornadas para profesores, han creado una comisión mixta de psicólogos, agentes de la Unidad de Atención al Menor de la Policía Municipal, responsables de las concejalías de Educación y Familia y Asuntos Sociales, una representante de los centros educativos del municipio y representantes del Cuerpo Nacional de Policía.

Todo un despliegue de medios para prevenir el acoso en las aulas de nuestros niños y jóvenes. Hasta aquí, intachable.

Lo que no me gusta es la hipocresía. A los niños hay que protegerles, pero a los mayores, trabajadores del Ayuntamiento de Pozuelo, a esos, a esos… que les den.

Lo digo por el creciente número de casos de acoso laboral que se están produciendo en el Ayuntamiento de Pozuelo. A todos los niveles. En esta institución se han hecho fuertes los acosadores, desde la cúspide hasta algún que otro responsable de servicio. Pero fundamentalmente el acoso es por parte de los políticos a los trabajadores. Curiosamente, acosan los que tienen los días contados porque en mayo se marcharán a su casita.

¿Qué ocurre en el Ayuntamiento de Pozuelo para que haya tanto funcionario que se queja de acoso laboral? A mí me llegan las quejas a través del buzón, así que supongo que esto será la comidilla del Consistorio. Sí, sí, ya sé que hay un protocolo, que hay una mesa de salud laboral a través de la que se tramitan estas cosas. Y se están haciendo.

Sin ir más lejos, el otro día me escribió una funcionaria que ha acudido a su médico de familia para exponerle las vejaciones que está sufriendo. Y allí quedó reflejado en su historial médico. Y su médico de familia le animó a no quedarse quieta, a luchar, a acudir a la Inspección de Trabajo… Lo más llamativo es que le confió que no es la primera paciente, ni la segunda, que acude a su consulta médica por acoso laboral en el Ayuntamiento de Pozuelo. ¡Pásmate! ¿Cuántos habrá que todavía no han denunciado?

Lo malo de esto es que, quienes de verdad mecen la cuna, la mano oculta que usa a funcionarios de alto rango, y a concejales de rango medio, para que amedrenten a los trabajadores, está muy arriba en el escalafón. Y está muy loca: no mide las consecuencias de sus actos.

Pienso que antes de elegir a un cargo público para que rija los destinos de una institución habría que someterlo a un análisis psiquiátrico. Nos ahorraríamos muchos disgustos.

Para lo que me queda en el convento… debe pensar esa cabeza que mueve esa mano que mece esa cuna...