Sobre el deseo
Una historia de muchas historias, de muchos hilos y cordones umbilicales, la historia de una pasión que lucha por encontrar su forma, del deseo que pregunta hasta la herida. ¿Se le puede partir el corazón a un niño?. ¿Qué buscamos cuando amamos, cuando protegemos?. La emoción es al final el discurso que nos arrastra, a mí hasta las lágrimas.
El deseo que da vida, que nos hace reencontrarnos y descubrirnos, reconciliarnos con nosotros mismos. La novela explora los territorios de la fragilidad humana: la locura, el maltrato, las relaciones que nos destruyen, la maternidad, la orfandad, los sistemas de salud pública, los profesionales que tratan con los seres más desprotegidos: los neonatos, bebés que nacen antes de tiempo, niños que crecen en instituciones y tienen que abrirse camino difícilmente. Se nota que la autora -experta en el tema- sabe de lo que escribe. No recuerdo una novela en que los niños consigan tal protagonismo. Y todo para hablar de lo de siempre: de la vida y sus dificultades. Que muchas veces vivimos olvidando que a muchos intentar vivir les cuesta la vida.
Pocas primeras novelas la fuerza de la de Cecilia Pérez-Mínguez Casariego. La historia de Teresa Perri, una acomodada profesional, que descubre en Maravillas, una mujer que en apariencia nada tiene que ver con ella, algo que la atrapa e intriga. Una novela que indaga también en la inteligencia emocional como forma de análisis. Que nos hace ver que atender a nuestras emociones es un camino ineludible para que el deseo cambie una realidad que en ningún caso debe ser inamovible, porque la creamos -o deberiamos- entre todos.
Me gustan las novelas que hablan de la vida. Y ya me imagino una película sobre "No decía palabras" de la mano de González-Sinde -si internet no acaba con ella-, Lucrecia Martel o Icíar Bollaín. Una historia que también nos habla que sin sueños nada es posible.
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