El todo y la parte
Me cuentan mis fuentes que hay un cierto nerviosismo en el Ayuntamiento de Pozuelo. Sobre todo en la parte política.
Al parecer, algunos concejales han sentido en el cogote la presión de los medios de comunicación pozueleros (en especial de este DdP) y se sienten un poco molestos ante esa novedosa situación. Supongo, entre otras cosas, porque los políticos de este gran pueblo no están acostumbrados a la crítica.Se equivocan. La crítica es buena. Siempre es buena. Hace a los políticos mejores y los mantiene despiertos para llevar a cabo la misión para la que fueron elegidos.
Además, la crítica política es buena porque da credibilidad al halago. De tal manera que si siempre se dice que los políticos lo hacen bien, el ciudadano termina por no creerse nada y pensando que le están engañando porque los medios están comprados por esos políticos. Pasa aquí, en toda España, en Europa y en la Conchinchina. Es un principio de la credibilidad periodística, algo por otra parte casi en desuso en los tiempos que corren. Pero debe quedarles muy claro que, cuando existe la crítica, la credibilidad adquiere una gran dimensión ya que el ciudadano cree que lo que alaba ese medio es verdad y eso se traduce en votos.
Pido perdón por esta pequeña charleta sobre periodismo y política. Sobre crítica y credibilidad. Lejos de mí ir por la vida de sabihondo. Pero creí que debía recordar algunos conceptos básicos para intentar poner las cosas en su justo sitio.
Y lo he hecho porque creo que en Pozuelo se han hecho algunas cosas mal y muchas cosas bien y, como poco, en esas malas cosas hay que aceptar la crítica como algo natural.
Hoy, por ejemplo, no voy a entrar en los recientes acontecimientos gurtelianos ni a criticarlos, sino que voy a alabar una acción municipal. Hace mucho tiempo los vecinos de la Colonia San José venían reclamando que se arreglase la plaza del mismo nombre. No se le hacía el menor caso. Me refiero al ajardinamiento de la Plaza de San José. Ahora, tras unas obras de ajardinamiento, ha quedado preciosa. Es chiquitita. Teóricamente no luce mucho pero se ha hecho justicia con ella. Con aquel transformador primero y con su abandono después era cualquier cosa menos una placita en la que sentarse, como lo es ahora, a echar un ratito para leer el periódico al sol.
Lo sé bien porque viví en esa zona durante mucho tiempo.
Pero no sólo me alegro de que se haya abordado su reforma, por lo que significa de recuperación de un espacio ajardinado para disfrute de los ciudadanos, sino porque se ha vuelto de nuevo a aquella política municipal del denostado Crespo basada en la limpieza, la seguridad y las zonas ajardinadas y deportivas.
Aquella política, aunque a algunos les suene a chino y las considere pretéritas, hizo de Pozuelo de Alarcón lo que es ahora. Y me alegro que el Ayuntamiento esté volviendo a ella. Aunque sea para arreglar una plaza pequeñita y sin réditos políticos.
Ahora sólo falta que en esa zona de la Colonia San José empiecen a eliminar las barreras arquitectónicas. Porque el progresismo no está, aunque lo crea la izquierda, en la improvisación o en la expendeduría de la píldora del día después, sino en hacer cosas mucho menos llamativas pero de más utilidad para el ciudadano como son la creación de jardines o la eliminación de barreras arquitectónicas.
Me alegro, de verdad, que este Alcalde haya sacado la libretilla y se haya puesto a resolver los problemas que les interesan a los ciudadanos y no se deje arrastrar por la presión que pueda significar que uno/una de sus concejales haya tenido tentaciones impropias y le/la hayan pillado con el carrito del pescado. No debe confundir el todo con la parte. Ni aunque se critique al todo cuando sólo se debería haber criticado a la parte. A la libertad de prensa, amigo Aguado, hay que permitirle hasta los excesos. Es por el bien de todos. Porque esos excesos siempre terminan delimitando las responsabilidades.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
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