Cuidaba libros

Conocí a Ricardo Navarro a principios de los ochenta. Lo que iba a ser una visita rápida de diez minutos se convirtieron en tres horas de conversación... El otro día hubo un acto en su memoria en la sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes, un bello reencuentro de la mano de sus amigos: José Suárez-Inclán, Femín Cabal, Jesús Ordovás, Francisco Gómez Porro, Enrique Andrés Ruiz, Juliette Simont y el gerente general del Fondo de Cultura Económica de España Marcelo Díaz Alessi.

Recordar a Ricardo Navarro "el hombre que cuidaba los libros", desde su trabajo de treinta años en el FCE y como editor privado, y responsable de la Galería Utopía Parkway, que fundó su mujer y compañera inseparable Lola Crespo, esa "rara avis" en nuestro mundo artístico que elogiaba Juan Manuel Bonet en ABC, destacando los cuidados catálogos, en ocasiones auténticos libros, editados amorosamente para promocionar a los artistas. Hijo de impresor, creció amando el oficio, y en la mayoria de sus libros firmaba con un sencillo "al cuidado de la edición", o humildemente: "cuidado: Ricardo Navarro".

Siempre recordaré la emoción y el placer con que contaba su encuentro con Luis Buñuel. Persona de aficiones apasionadas: la tauromaquia, la poesía, la historia del exilio español, la amistad... Un momento entrañable del acto: Juliette Simont empezo a leer una carta al amigo muerto, y al romper a llorar pidió ayuda, y Lola Crespo se levantó y acabó casi serenamente.

Su sentido del humor, que conservó incluso en las momentos más crueles de su terrible enfermedad, su bondad -esa que no es sino el más alto grado de la inteligencia-, su capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas. Y Díaz Alessi anunció que en un año habrá un premio que llevará el nombre de Ricardo Navarro. Para la historia también un cuadro bello y estremecedor de Miguel Galano, su retrato de Ricardo como "San Francisco en meditación".