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Un año de gobierno PP

 

No nos damos cuenta pero el tiempo pasa que es un gusto y mañana día 20 se cumplirá un año de la victoria del Partido Popular en las urnas.

Un año de austeridad germana que nos ha dejado subidas fiscales del IRPF, del IVA y de otros impuestos, y recortes de todo tipo por más de 60.000 millones de Euros que han afectado a Sanidad, educación, desempleo, etc..., a casi todo menos a la estructura del Estado, que está casi intacta.


Y además nos trajo tres reformas financieras, la ultima, con banco malo incluido y fondos europeos, una controvertida reforma laboral, y un sin número de nuevas normas que pese a todo, no han conseguido frenar el desempleo, el cual supera el 25% de la población activa y todo ello sin poder atisbar una mejora en el corto plazo ni a este tema ni a otros muchos males que nos aquejan.

Pese a toda la austeridad y sus consecuencias, se observa un cierto aire optimista en el Gobierno, habiendo llegado a hablar, en algún caso, de brotes verdes por el buen comportamiento del sector exterior y por haber recuperado la capacidad de financiación y mejorado la competitividad nacional.

Pero, a mi juicio, en la España de la austeridad, los únicos hechos que nos permiten tener alguna esperanza en un futuro próximo en la salida de la crisis es la entrada de otros en la misma. Y no es que me alegre del mal ajeno, pero es que la crisis, agravada por la austeridad extrema, está llegando al corazón de Europa.

Y me refiero a Francia, que está entrando en una recesión y tiene un desempleo del 10% y a Alemania, que ve como sus exportaciones van menguando al tiempo que prevé un ligero incremento del desempleo y la caída de su crecimiento a comienzos de 2013.

A la luz de los datos, como no hay nada mejor para ser conscientes de la realidad que los daños propios y el sentir la crisis en las propias carnes, esa parálisis en los países que forman el corazón de Europa podría hacer probable que junto a la austeridad se comience a buscar alguna forma de devolver el crecimiento a Europa o que incluso se comience a buscar una receta que no sea exclusivamente la germana. A esta situación podría venir a unirse la presión que pudiera ejercer el recién elegido Presidente de U.S.A. Obama.

Confiemos en que con la llamada de la crisis a las puertas de los dos grandes se comience a hablar y a ver la luz del crecimiento. Mientras tanto ya saben aquello de que mal de muchos consuelo de todos o de tontos, que no recuerdo yo muy bien ahora mismo.


José Luís Martín Miralles

*Este diario no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores ni de las de las cartas al director.

 

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