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Sanseacabó con San Segundo el Interventor

Sanseacabó con San Segundo el Interventor

Llevamos demasiado tiempo oyendo el nombre de José Luis San Segundo. O Sansegundo, dependiendo de si trabajaba en Pozuelo o en Becerril de la Sierra. Y un funcionario debe pasar siempre desapercibido.

Esta vez, a tenor de lo que conocemos, se ha pasado de listo. Deniega el pago de unas facturas de una subvención aprobada por el Consejo Rector del Patronato de Cultura. Y se queda tan pichi. Él, que todo lo puede. Al menos, eso se cree, porque su sueldo le llega puntualmente a final de cada mes.


Un Interventor municipal muy escrupuloso para los demás y excesivamente laxo para sí mismo. Conocido por todos los compañeros de la casa cuando, hace escasos años, las cestas navideñas hacían cola para entrar en su despacho.

La verdad es que no sé si la crítica debería ir hacia el propio interventor, o hacia los responsables municipales que no han sabido, o no han querido, ponerle en su sitio, en la última década. Y este personaje no ha hecho más que crecerse desde que aterrizó en el Ayuntamiento de Pozuelo. Y extralimitarse contínuamente en sus funciones.

La propia concejala de Hacienda no se atreve a toserle -sólo hablan por correo electrónico- y San Segundo sufre una especie de ansiedad congénita cada vez que alguien del equipo de gobierno le aprieta un poco las clavijas. Tanto, tanto, tanto, que es también conocido por la facilidad que siempre ha tenido para aportar justificantes médicos de baja laboral.

La figura de un habilitado nacional, de un interventor municipal, debe servir para garantizar el cumplimiento de la ley, no para provocar la paralización de todo un ayuntamiento.

Le han dejado hacer, no abrieron expendiente sancionador cuando correspondía, y motivos había. Y ahora.... ahora es el que manda en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. El que lo necrosa.

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