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El tercer miedo del alcalde y el biquini de la concejala

 

Empezaré dando la enhorabuena al Diario de Pozuelo por la entrevista al Alcalde don Gonzalo Aguado. Es la primera que concede y bueno es empezar a saber por dónde respira. Puestos a criticar, diré que no me ha gustado su realización. La he encontrado fría. Distante. Como obligada. No está encuadrada. Le falta contexto. Calor. Me hubiera gustado leer algo que describiese el ambiente en el que se realizó. Cómo es el despacho del Alcalde, por ejemplo. Si había tensión en el ambiente. Si el señor Aguado mostraba seguridad en lo que decía o estaba loco por terminar. Supongo que si no se ha hecho de esa manera es porque ya no se lleva. En cualquier caso, mi enhorabuena.

Cuentan los que saben que los toreros tienen tres tipos de miedo. El miedo a la cornada, el miedo al fracaso y el miedo a que el público vea que tiene miedo. Sin otra indicación del entrevistador y, tras leer la entrevista y ver las fotos, uno saca la conclusión de que el señor Alcalde tenía también los tres miedos de los toreros. Sobre todo el tercero de esos miedos. Daba la sensación de que don Gonzalo tenía miedo de las preguntas indiscretas, tenía miedo de no estar a la altura de lo que supone le exigen los pozueleros con sus respuestas y, sobre todo, tenía miedo de que los periodistas, los lectores de la entrevista y los ciudadanos en general nos diésemos cuenta de que tenía miedo.


Y eso, por un lado, le honra. Vergüenza torera se llama. Sobre todo si ese miedo es consecuencia de la prudencia y el respeto a los ciudadanos. Y le honra porque esa sensatez es una virtud poco común en los políticos españoles. En España, para ser un buen político es conditio sine qua non ir de sobrado por el mundo. Pero si su actitud es debida al miedo al cargo, que se compre un perro porque Pozuelo le exige otra cosa.

En algún momento de la entrevista, también, me da la sensación de que el señor Aguado estuviese como pidiendo perdón por ser alcalde. Y eso que, en principio, puede parecer bueno también, termina siempre siendo malo. Ahora es el Alcalde. Lo pasado, pasado está. Y debe asumirlo como tal. En política no se puede estar mirando siempre para atrás porque eso indica falta de seguridad en sus planteamientos y, de ser así, se lo comerán con patatas en su propio partido.

En cambio, me ha gustado mucho un detalle. Un gesto. Un sólo gesto que dice mucho a su favor. Me ha llamado la atención que don Gonzalo lleve una libretilla siempre consigo para apuntar lo que le dicen los ciudadanos y así recordarlo después y resolver sus problemas. Eso indica cercanía. Y la Administración local es cercanía. Esa libretilla del Alcalde tendría que convertirse, emblemáticamente, en el gran registro de entrada de los problemas de Pozuelo en el ayuntamiento para resolverlos cuanto antes. Me gusta su libretilla, señor Aguado. Es todo un símbolo. De humildad y de eficiencia.

Otrosí, digo: Ciertamente, como dice Jacobo de María, mi colega de columna, debo estar perdiendo vista. Cada día leo peor. Debe ser la edad. Dice que no leí bien lo que él quería decir sobre los políticos menores de Pozuelo en referencia a uno de mis artículos. Pero yo he vuelto a leer, esta vez con lupa, el primigenio artículo y sigo viendo lo mismo. Sigo viendo que aquello se queda a medias. Como también se queda a medias con el biquini de la concejala. ¿Llevaba biquini o no lo llevaba la señora Sánchez? ¿Primero lo tuvo y luego se lo quitó o la señora concejala estaba haciendo top less y el biquini estaba secándose al sol? ¿Cómo era el biquini de África Sánchez, Jacobo? ¿Era de rayas como el de Eva María? Pregunto todo esto porque una concejala en biquini tiene su puntito de morbo y, en tus artículos, me he quedado a dos velas.

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