La risa que da pagar el impuesto de circulación (Opinión - Capitán Possuelo)
Han pasado las fiestas navideñas. Pozuelo vuelve a la realidad. Y una de sus realidades es la circulación. Maldita circulación. Maldición de ratonera.
Porque la circulación en Pozuelo tiene un doble problema: circular por dentro e intentar salir. Y no sé cuál es el peor, porque si circular por dentro es complicado, salir es imposible. Y a mí, cada vez que me pasa, me da la risa.
En el centro de la Estación cualquier día se producirá el colapso total. Eso si antes no se ha atropellado a alguien que cruza por donde no debe, especialmente, señoras mayores con bolsas de la compra. Junto a la Estación vale todo. Los coches se aparcan en segunda fila. Los autobuses giran como le da la gana al conductor. Y en hora punta, cuando los trenes vienen llenos, puede llegarse al paroxismo. Todo parece un juego de niños de aquellos en los que se decía «mariquita el último que llegue a la otra acera», con perdón del lobby gay. Y no vea, señor alcalde, la risa que me entra.
Pero si eso pasa en la Estación, en el centro del pueblo es peor. Las obras de El Escorial-Padre Vallet lo han convertido en una especie de laberinto del Minotauro al que no hay manera de aplacar. Sus direcciones únicas te llevan directamente al manicomio. A mí, aquí, me da la risa floja.
Pero lo de la Plaza del Padre Vallet ya habrá ocasión de dedicarle un artículo entero porque me temo que ahí se han juntado el hambre con las ganas de comer y un arquitecto creidín. Aunque a quien le tengo ganas de verdad es al antiguo Centro Comercial El Torreón.
Pero a lo que iba. Si la circulación en los dos centros de Pozuelo en caótica, la Avenida de Europa empieza a ser conocida como la jungla del noroeste. Y eso que las zonas azules y verdes han aliviado el tema. Por supuesto, también, cualquier día habrá que lamentar un accidente porque la gente aparece en los pasos de cebra como por encanto y los automóviles, especialmente, los de los repartidores de mercancías y paquetería en general van a lo suyo. Y lo suyo son las prisas. Sobre todo en la parte que deja de ser Pozuelo y pasa a ser Aravaca-Madrid. Ahí la cosa llega a ser dramática. Y yo lloro de risa. Se me caen lagrimones como puños.
En la zona de Aravaca es imposible aparcar. Dobles filas interminables. Carreras. Locura. Cabreo generalizado. Por supuesto, es Aravaca-Madrid y supongo que al concejal madrileño de turno le costará mucho llegar hasta ahí desde Moncloa para ver el caos. Después de todo, esa zona es Pozuelo para todo el mundo y allá Pozuelo.
¿Por qué Pablo Gil, un tipo tan despierto, no resolvió ese problema hablando con el concejal de Gallardón antes de irse? ¿Lo intentó? ¿Pasaron de él? Espero que algún día nos lo cuente.
Bastaría con que en esa zona se pintasen también las rayas azules o verdes, se pusiesen parquímetros y viniese algún policía municipal de Madrid de vez en cuando para resolver el problema… ¿Tan difícil es? Yo creo que no. Gallardón anda loco por recaudar…
¿Y con la Plaza de la Constitución-embudo qué hacemos? Ahí mi risa empieza por Jo y termina siendo un taco.
Espero que Almudena Ruíz, que es una concejala-hormiga, por lo eficiente, haga las gestiones pertinentes para acabar con estos problemas. Ella es, sonrisa a sonrisa, capaz de cualquier coca. Me ha gustado que el alcalde Aguado la haya puesto al frente de esa concejalía tras el último y peculiar reparto de poder municipal. Dicen que Aguado la ha castigado llevándola a una concejalía tan dura porque el alcalde tiene miedo a un rumor. Pero yo no me lo creo. Aguado es un tipo listo y suficiente. Y, aparte de no temer a los rumores de alcaldables, estoy seguro de que ha puesto ahí a Almudena porque sabe de su valía para resolver uno de los problemas casi irresolubles que tiene Pozuelo. De todas maneras, de ese reparto de poder también hablaré algún día. Nos vamos a reír mucho con él.
Pero hay más. Si un conductor en Pozuelo después de morirse de risa en medio de un colapso circulatorio tras pagar sus impuestos de circulación, si intenta salir del pueblo le pueden dar las uvas. Porque salir de Pozuelo en hora punta es imposible. Pero, claro, el Ayuntamiento, en este caso, se lava las manos. Hay, incluso, un concejal, ¿o era una concejala?, gracioso/a, que ha aportado una solución al problema: madrugar más. Lo que no deja de ser un gran chiste. Tan gracioso como podrían ser unas vacaciones tributarias sobre el impuesto de circulación de los ciudadanos.
El Capitan Possuelo
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